El matrimonio que vivía allí lo vio y se llevaron las manos a la cabeza, era un esqueleto, casi negro del hollín de los coches y en muy malas condiciones. Sin pensarlo le arrimaron pienso y agua, el pobre ni respiraba por saciarse. Lo bañaron más tarde y lo llevaron al veterinario.
Ahora Furio ha puesto peso, pero no lo pueden tener, tienen más mascotas y una de ellas muy enferma y necesita mucha atención y cuidados.
Furio es tranquilo, cariñoso y no para de pedir tu atención para que lo acaricies.
Por favor ayúdanos a encontrar un hogar para él.
Contacto: adopciones@defensafelina.org
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