Sergia

 Esta gatita nació junto a sus hermanas Gorda y Oreja una fría mañana del año 1999, justo después de los Reyes Magos. Sus padres fueron y son la Chiqui y el Gordo, aunque él dormía mientras ellas nacían, ella estuvo ahí centrada durante la hora que pasó desde que asomó la  primera cabecita hasta la última.


     Tras el parto, cualquiera tocaba a las gatitas recien nacidas, la madre solo las quería para ella, su único empeño era lavarlas y que comieran un poquito. En ese momento no se distinguian ninguna de las tres, se veían tres cositas del mismo tamaño y casi del mismo tono de color, con los ojos cerrados y que de vez en cuando soltaban miaus muy agudos. Cuando empezaron a andar ya era imposible controlarlas, hasta el punto de que las gatitas aparecieron una vez de forma inexplicable andando por el borde de la terraza, que estaba protegido con una malla de rejilla de plástico rígida y que era difícil de levantar para una persona, pero las gatas por lo que se ve pudieron. Por suerte bastó con levantar la rejilla para que entraran, y a partir de ahí se aseguró mejor y ya nunca se volvió a repetir.


     Se criaron las tres juntitas, teniendo cerca a su tío y a la vez hermanastro mayor, el Capi, que siempre estaba pendiente de ellas y le encantaba corretear con las tres por la casa. Su madre siempre las quería tener controladas fueran donde fueran, pero ellas ya crecían y les gustaba moverse a su antojo. Esta gatita comenzó a tener unos colores característicos, pero que recordaban mucho a los de su padre, el Sergio, así fue que se le puso de nombre Sergia debido al parecido con su papi.




    Las gatitas crecieron y como estaba previsto, se iban a mudar a un campo en el que iban a tener techo, alimento, y espacio para corretear. Llegó el momento de la mudanza y ante personas desconocidas se asustaron, y solo pudieron llevarse a la Gorda y a la Oreja, ya que la Sergia peleó con uñas y dientes para que no se la llevaran.


    A los pocos días nos enteramos que las gatas llevaban un par de días solas en el campo metidas en una jaula "para que se acostumbren al ambiente", con el mismo cacharro de agua, y con un cacharro para el pienso. Como es lógico, dijimos que nos devolvieran las gatas, y así se reunieron de nuevo las tres hermanitas. 


     Hasta este momento la vida de las tres gatitas transcurre paralelamente, esta es la razón por la que el comienzo de las historias de las tres hermanas es el mismo.




     La vida de la Sergia  ha sido tranquila, es una gata que ha sido muy calmadita siempre excepto cuando ha tenido el celo, que se dislocaba y maullaba día y noche llamando a los gatos. Se planteó el operarla, pero tenía el problema de que estaba rellenita y no iban a cerrar bien los puntos, así que para evitar riesgos lo mejor era dejar la operación para más adelante.

     


     Su vida es muy simple, es una gata que pasa las horas durmiendo en el sofá o comiendo, cuando chica jugaba mucho con el Capi, pero empezó a pasar más tiempo en el sofá que jugando y al fina le cogió gustillo a eso del sofá. Suele estar siempre con su hermana la Gordita, aunque se junta también mucho con la Oreja y el Capi para dormir todos en el sofá, sobre todo en invierno para darse calorcito.



     Es una gata sin mucha historia, no hace ruido, no se pelea con nadie pero no soporta que nadie la provoque. Desde que nació, aun intentando enrabiarla, nunca ha sido capaz de sacar las uñas o morder a ninguno de sus dueños, al revés, se va de donde se le molesta pero al poco tiempo vuelve para seguir jugando.
  

     Es la gata perfecta, guapa con sus ojazos azules, juguetona si la buscas, no hace ruido, no es mala ni traviesa, y además es muy cariñosa, pero a su manera.